Sensores como los utilizados para Apple Touch ID (reconocimiento a través de la huella dactilar) y el monitor de frecuencia cardíaca incluido en los nuevos dispositivos Galaxy de Samsung están cambiando la forma en la que los usuarios interactúan con sus teléfonos inteligentes, pero el cambio no se detiene ahí. Estos sensores combinados con billones de datos cambiarán muchas más cosas, entre ellas la forma de actuar de la industria sanitaria en su totalidad, incluyendo las compañías aseguradoras. Los teléfonos móviles son capaces de acumular miles de datos de cada usuario y esos datos combinados entre sí pueden ayudar a crear patrones y a predecir comportamientos. Además, la nueva generación de smartphones es capaz de recoger diversos datos biométricos como la frecuencia cardiaca o la presión arterial, lo que significa un aumento cualitativo de los datos recogidos. Todo ello ayudará, por ejemplo, a predecir el próximo brote de una enfermedad.
La doctora Leslie Saxon, fundadora del Center for Body Computing de Los Angeles, explica que la recogida de datos biométricos irá en aumento. “Podemos imaginar a una persona normal que consulta 150 veces al día su teléfono y que abre aplicaciones varias veces al día. Y mientras hace eso, a través de un escaneo facial que mide su presión arterial o su ritmo cardíaco, el teléfono está subiendo a la nube datos relativos a su salud muchas veces al día”. Durante un panel de biometría temática en el SXSW, la Dra. Leslie Saxon añadió que “con este volumen de información que se recoge y se transmite de forma invisible, mientras seguimos haciendo cosas cotidianas, potencialmente podemos cambiar la forma en que ahora cuidamos la salud. Y lo más increíble es que lo podemos escalar a nivel mundial”.
El análisis de este volumen ingente de datos a nivel mundial podrá detectar tendencias y ayudar a los investigadores médicos y científicos a predecir brotes que se pueden convertir en pandemia como ha sucedido con el ébola en África. La tecnología no ha avanzado tanto todavía, pero este escenario se puede producir en pocos años. Los desarrolladores de aplicaciones para dispositivos móviles ya han encontrado la forma de medir algunos parámetros como el pulso o la presión arterial. Esto será todavía más fácil cuando los wearables sean utilizados de forma masiva. Uno de los aspectos a mejorar es el de asegurar la privacidad. Los datos médicos y relativos a la salud de cada paciente son un bien privado y muy valioso por lo que la industria debe esforzarse en garantizar una seguridad máxima. Leslie Saxon opina que la solución vendría de la mano de la creación de “un tipo de ONU para la seguridad, un organismo mundial que supervise el derecho del individuo a la privacidad y que trabaje para asegurar que los datos se utilizan de forma correcta”.
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